REFLEXIONES
Margarita Aguilar realiza visitas semanales al Instituto de menores
Manuel Belgrano junta a María Inés Lissi como parte de las actividades
de "María de las Cárceles". En este texto expone sus ideas y reflexiones
sobre el problemático encierro de menores en institutos.
En medio de una realidad que interactúa demarcada por límites absolutos,
entre la realización y la frustración, entre la esperanza y la desesperanza,
descubrí el verdadero rostro interior de un grupo considerable de
adolescentes que buscan desesperadamente encontrar el camino que los
acerque a un reconocimiento social, cualquiera fuese el precio que
implique lograrlo, aún sin importarles el grupo de pertenencia ante
el cual se identifiquen para tal loable cometido. Víctimas de víctimas,
su número se acrecienta asombrosamente sin obtener el ascenso social
tan buscado, su medio ambiente no facilita su movilidad en este aspecto.
Producto de familias desintegradas, poco contenedoras, sus miradas
deambulan perdidas por distintos horizontes, aprendiendo más los modelos
antisociales que aquellos que lo desaprueban. Inmersos en una sociedad
anómica, sin normatividad operativa, lo que conlleva el desenfreno
de las aspiraciones individuales y sectoriales, lucha de clases, infelicidad,
desequilibrio, culto al progreso indefinido, etc., observan con impotencia
el quiebre de sus aspiraciones (valores culturales) y las oportunidades
y medios para concretarlos. En este contexto me pregunto: ¿ a quién
correspondería penalizar?, ¿ al menor que delinque, o a su grupo socializador
primario (su familia) ?, o ¿por qué no a una sociedad que los excluye
sin solución de continuidad, quitándoles su propia dignidad? Frente
a tales cuestionamientos, las respuestas apropiadas sugirirían sólo
de una elevada inteligibilidad de la incapacidad actual del derecho
represivo penal para paliar la profunda crisis social que entorna
a los menores en situación de riesgo y a su grupo familiar, inteligibilidad
que de materializarse derrumbaría el andamiaje jurídico sobre el que
se sustenta el derecho penal referenciado y aplicado hasta la fecha
con el fallido intento de resocializar. Craso error, porque lejos
de cumplimentar sus objetivos de readaptación, potencializa las agresiones
y anomalías de niños que se convierten abruptamente en hombres, que
reclaman a gritos contención familiar y social, educación y trabajo
para dignificar sus respectivas existencias en mira de una armónica
y respetuosa convivencia con el resto de la sociedad.
Marga Aguilar.
Voluntaria de "María de las Cárceles".
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